Pablo Albella (@holaestápablo en Instagram) transfiere su popularidad de la pantalla de las redes sociales -con más de 1,4 millón de seguidores- al vivo esta noche en el teatro Mercedes Sosa (San Martín 479), cuando desde las 20 haga su show “Universo +30”, en el que aborda con nuevo material su presente tras haber pasado una barrera etaria.
“Los 30 han llegado y la vida no es exactamente como la había imaginado. Con humor y autoconocimiento, decide emprender un viaje para descubrir qué le está para descubrir qué le está pasando y encontrar las respuestas que lo llevarán a ser un poco más feliz, en una travesía llena de risas y reflexiones, donde el humor y la introspección se entrelazan para brindar un espectáculo inolvidable”, se anuncia en la promoción.
Su nuevo espectáculo es dirigido por Flor D’Agostino y sólo el año pasado fue visto por más de 50.000 espectadores, agotando más de 100 teatros (incluyendo los porteños Astral y Gran Rex) y dos estadios en la Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Perú y España.
El standapero habló con LG Play para profundizar sobre el contenido de sus shows. “Siempre tomo bastante de mi propia experiencia, de las cosas que ve van pasando a mí, que es lo que tiene de mágico el humor: permite desdramatizar los problemas que creemos que sólo nos pasan a nosotros, que estamos mal, que fallamos, que no somos lo suficiente, pero cuando lo vemos reflejado en alguien que lo cuenta por video o en un teatro y entre muchos que se suman, te hace pensar que no estás tan loco”, sostiene.
Cada momento etario tiene su particularidad, pero siente que haber llegado a las tres décadas “me cambió la vida porque empezaron las redes sociales y se me abrieron un montón de oportunidades que me animé a aprovechar, porque una cosa es que aparezcan y otra que uno decida subirse a ellas, a darse el tiempo de hacerlas”. Así, junto a lo virtual, al escenario y a los libros, suma ahora el streaming. “Todo superó mis expectativas, pero son distintas de lo que tenía antes, lo que también es importante”, agrega.
“En la puesta vamos recorriendo el universo de esta edad, paseando por diferentes planetas y uno de ellos es ‘Mandatos’, donde exploramos precisamente las cosas que creímos o nos dijeron que teníamos que ser, tener o alcanzar. Por ejemplo, lo que tenían nuestros viejos a los 30: casa, auto, tres hijos, perro... Y a mí me cuesta que mi mascota coma la pastillita envuelta en el queso. No me planteo un montón de cosas que parece que ellos la tenían reclaras. Y así llegamos a otro planeta como es ‘Si todas las cosas que queremos, las queremos porque queremos o porque nos dijeron que teníamos que querer’, y abordamos el mundo de los deseos”, describe el humorista.
En el show hay monólogos, juegos, premios, música, cambios de vestuario y muchas proyecciones: “tiene un poco de todo para que sea dinámico, incluyendo algo de terapia; tiene todas las capas que cada uno quiera abordar. Si querés divertirte e irte a tu casa, lo podés hacer; y si querés escuchar un poco más a fondo, también. Me gusta brindar, a través del humor, un mensaje de positividad, buena onda y jugarte por lo que queremos, con cosas que voy descubriendo en mí mismo”.
Pablo aclara que su propuesta no sólo es para los treintañeros. “Le puse un número, pero hablamos de la adultez en general, de lo que vivimos cuando somos más independientes y pagamos nuestros propios impuestos. Vienen más chicos y más grandes y me dicen que les pasa lo mismo que yo cuento, incluso niños de nueve y 10 años que se prenden porque hago un humor blanco, para todo público en mis redes y en vivo. Es como soy yo”, reconoce.
“Gracias a la medicina, todo se retrasó 10 años, así que los 30 son los nuevos 20. Los vivo como una segunda adolescencia en las expectativas y en muchas cosas, como preguntarse si mi trabajo me gusta o no, si me veo siempre haciendo lo mismo o si quiero cambiar y aprender algo diferente”, afirma, puesto en el desafío de definir a un adulto joven, como es él. “No hay una crisis de los 30; hay muchas, casi una por día, pero todo depende de cómo cada uno las tome, porque te ayudan a conocerte a vos mismo y a disfrutar de lo que hacés y de las decisiones que tomás, con más conciencia y no sólo siguiendo al grupo o a tus amigos, sin tanto prejuicio”, concluye.